lunes, 17 de marzo de 2008

Contracorriente

- El pequeño pez nadaba feliz dejándose llevar por la corriente cuando vio un precioso objeto metálico que despedía reflejos dorados. Quiso atraparlo y acabó convertido en un filete rebozado que un horrible monstruo humano se comió sin compasión...

- ¡Ya basta! No hace falta que me cuentes más historias para no dormir. Tampoco necesitas repetir la película de que eres una especie de vegetariano que come de todo menos cosas con escamas. No te comas el pescado y punto. ¡Me tienes harta!

Y Alberto, que llevaba años luchando contra la obligación de nutrirse a base de productos del mar, se metió el trozo de merluza en la boca, lo saboreó y decidió que no estaba tan malo.
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egl, 2003

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