viernes, 4 de abril de 2008

Radiografía del deseo

Hoy te quiero. No sé si será porque el cielo está azul y en el aire se respira el verano, pero hoy tengo ganas de gritarte que te quiero, aunque no sea cierto. Me resulta tan difícil tragarme el ansia de llenarte la boca de besos, de ahogarte en un abrazo y de aspirar todo el aroma de tu cuello, que casi no puedo respirar.
No eres consciente de todo lo que siento pero ahí reside parte de la magia. En que te espero a escondidas y cuento con los dedos de las manos, a solas, los días que faltan para comerme tu piel a mordiscos. Si ahora mismo escanearan las zonas más íntimas de mi cuerpo y los recovecos secretos de mi cabeza, los médicos del corazón obtendrían una radiografía perfecta del deseo.
¿Te acuerdas del día en que tuve el valor de preguntarte qué rasgo era el que, en tu opinión, mejor me define? Dijiste que me veías como una persona independiente, que hacía siempre lo que quería. Es irónico, porque contigo me siento una tonta sin juicio ni criterio, que aplasta la razón bajo la losa del corazón hasta rozar la frontera de la cordura. Y mis anhelos nunca son suficientes, no me sacio porque quiero al infinito por compañero.
¿Sabes mi problema? Mi problema es que no creo en los príncipes azules ni en los cuentos de hadas. Si así fuera, haría tiempo ya que hubiera desterrado de mi agenda tu nombre. Ni tú eres el hombre perfecto ni maldita falta te hace. A mí, me sacias. De momento, lo haces. No importa que no seas capaz de bailarme un tango ni de copiar las escenas románticas de las películas que vemos. No es que no me guste la caricia cuidada, pero también esas utopías se quedaron prendidas en las páginas de mi adolescencia y mis sueños han dado desde entonces demasiadas vueltas a la ruleta de la vida.Nos acostumbramos a alimentarnos sólo de los pequeños detalles, aunque se vuelvan tan minúsculos que terminemos por no apreciarlos. Vivo de que hoy me digas ¡guapa! con tesón, creyéndolo de verdad, de que me regales un beso de aire. Y mañana, si no tengo ni lo uno ni lo otro, buscaré en mis recuerdos una dosis para mi adicción: imaginar tus dedos recorriendo la media luna de mi cadera, como lo hicieron el otro día. O pensar que estás pensando en mí. A veces con eso basta.

-.-.-.-.-.-.-.-egl, 2003

3 comentarios:

Anónimo dijo...

De casualidad cai en tu blog, desde el vamos, me quede porque es una de mis pelis favoritas pero con este texto me encantaste, me hiciste sentir algo raro en el pecho. Me gusaria poder decirle a "él" lo que vos tan bien escribiste.

Elena dijo...

Muchas gracias. Ojalá siguiera escribiendo estas cosillas, pero me inspira más el desamor y ahora tengo mucho amor, afortunadamente ;-)

Un saludo y busca mejor un amor correspondido, ¡es genial!

Anónimo dijo...

Si te inspira el desamor te recomiendo unachicabuena.blogspot.com ahi tenes desamor cosmico jajaja Besos.